jueves, 19 de julio de 2012

Tabla descripción secuencia metodológica de una clase


La realización de una secuencia metodológica en el contexto de una clase debe responder al diseño de propósitos formativos y a ciertos criterios y fundamentos relacionados con la enseñanza y el aprendizaje. Por ello, es importante considerar, en primer lugar, que un proceso formativo adecuado no es sinónimo de la suma de buenas clases, sino el resultado de la articulación de estas en relación con propósitos definidos (OF, Aprendizajes Esperados, objetivos específicos, etc.), en el contexto de unidades de aprendizaje. La articulación implica avanzar secuenciadamente hacia el objetivo y asignarle un rol coherente a cada clase en esa dirección; desde ese punto de vista la planificación clase a clase sólo tiene sentido si está articulada.
En segundo lugar, la estructura de la clase, la distribución de los tiempos para las distintas actividades -tanto de profesores como de alumnos o su interrelación- y la distribución del protagonismo entre estos, hoy se conciben dando prioridad al aprendizaje, en donde la enseñanza representa un acto de mediación. En tal sentido, el trabajo autónomo de los alumnos constituye un eje del despliegue metodológico, al que se le debe asignar una proporción significativa del tiempo de realización. Esto no supone la desaparición del docente, sino más bien la redefinición de su rol, proporcionando las explicaciones necesarias, mediando en la construcción de los significados, socializando las inquietudes y descubrimientos de los estudiantes durante su trabajo, etc. De ese modo, la exposición del docente disminuye proporcionalmente, pero, a la vez, adquiere un papel más significativo al orientarse a la construcción de situaciones de aprendizaje y expresar los significados que de allí se derivan. La exposición del profesor, por tanto, no es un acto inicial ni debe reemplazar con “enseñanza” lo que tiene que ser un proceso de aprendizaje; más bien se despliega a lo largo de toda la clase con una presencia “gatilladora”, orientadora, colaborativa, catalizadora y mediadora.
Dicha presencia puede variar de un momento a otro de la clase o de una clase a otra en el contexto de una Unidad, pero garantizando un amplio espacio de trabajo autónomo e interactivo. El orden de los componentes puede igualmente variar, lo importante es que estén presentes de manera coherente y promuevan la situación de aprendizaje. El rol de los alumnos en los momentos expositivos no debe ser sólo receptivo, puede manifestarse en la construcción del objetivo, en el acercamiento a la temática presentada y en el diálogo entre pares.
Un aspecto medular de la realización una clase está dado por la motivación que se logre en los estudiantes. La disposición de elementos discursivos y audio-visuales y la labor de involucramiento que debe realizar el docente son de gran valor pedagógico. Contextualizar resulta relevante en esa línea; acercar el saber a la realidad de los estudiantes, partir de sus propios saberes y experiencias, permitir su contribución a la clase, etc. Intervenir en la estructura de intereses de los estudiantes y conectarla con los propósitos formativos de la escuela implica hacer referencia al sentido de lo que se aprende, explicar o permitir que descubra cual es el valor de lo que están vivenciando. La disponibilidad y reconstrucción colectiva de las finalidades de la enseñanza en un ámbito particular, además de un elemento que puede provocar cambios en la disposición de los estudiantes, es un aspecto central del proceso formativo escolar.
           

Tabla descripción secuencia metodológica de clase
 Momento
Actividad
Rol del docente y del estudiante
Inicio
- Motivación
- Activación de aprendizajes previos
- Planteamiento del objetivo
- Introducción al tema y conceptos centrales
El docente debe generar una situación que permita conectar al estudiante con la clase (predisponiéndolo a aprender), recuperar sus anteriores aprendizajes (dentro y fuera de la escuela), explicar el propósito y sentido de lo que se busca generar como aprendizaje y presentar las ideas orientadoras o conceptos clave que serán abordados.
Esta labor no implica la sola exposición del docente, sino más bien una interacción motivada por recursos diversos, además del discurso.
El comentario sobre una lámina o un objeto; la pregunta por un recuerdo emotivo, la generación de lluvia de ideas, etc. deben contribuir a involucrar a los estudiantes, a producir un conflicto o inquietud y crear la situación de inicio.
Desarrollo
- Trabajo autónomo de las estudiantes
- Monitoreo docente
- Puesta en común de las actividades
Esta es una etapa clave de la secuencia metodológica de una clase. Representa el momento en que los estudiantes viven la experiencia de aprendizaje a partir de su propio trabajo y el docente dispone para ello la realización de la o las actividades centrales. Estas deben promover el desarrollo de habilidades cognitivas y disciplinares, el uso de categorías de trabajo, reglas de procedimiento, la resolución de algún problema, etc. No basta con que trabajen solos, sino que la actividad debe permitir aprendizajes centrales.
El trabajo puede ser en equipo, pareja y/o individual, dependiendo del tipo de actividad, el propósito y el momento en que se encuentra la unidad de aprendizaje, debiendo considerar diversos tipos de recursos.
La labor docente es fundamental en esta etapa, especialmente en las instrucciones, en la aclaración de dudas y en la socialización de ciertos aspectos clave del trabajo que surjan a partir de dudas o descubrimientos, ello sin reemplazar el trabajo autónomo de los estudiantes.
Una acción clave de esta etapa la constituye la puesta en común de las realizaciones de los estudiantes, distribuyendo la presentación de sus resultados de manera equitativa y permitiendo que se revisen y comenten entre ellos.
Cierre
- Retroalimentación
- Balance de los aprendizajes
- Enunciación de objetivo(s) de la  siguiente clase.
Este es el momento en que se mira hacia atrás, se revisa lo ocurrido en términos de sus principales significados. El balance es clave, porque ello posibilita recuperar una imagen de totalidad y de vuelta al sentido, contribuyendo a la consolidación de los aprendizajes. La construcción de esta situación debe ser colaborativa, retroalimentada oralmente o a través de una breve tarea de balance con otros recursos y expuesta o consultada. La orientación del docente en esta etapa es fundamental.

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